LA ENSEÑANZA QUE DEJA HUELLA NO ES LA QUE SE HACE DE CABEZA A CABEZA, SINO DE CORAZÓN A CORAZÓN.

Howard G. Hendricks.

martes, 19 de marzo de 2019

DÍA DE SAN PATRICIO

Esta semana, hemos celebrado todo el centro,  St. Patrick's Day.

Hemos venido al cole, vestidos todos de verde. Y ¿Porqué venimos de verde?





Hay muchas leyendas alrededor de quién era San Patricio, pero la que más común es que fue un romano de Gran Bretaña, esclavizado y enviado a Irlanda. Una vez en la isla y libre –no se sabe si escapó o fue liberado–, se convirtió al catolicismo, se hizo cura (se cree que fue entonces cuando se rebautizó Patricius, derivado de figura paterna en latín) y se dedicó a predicar la religión entre los paganos irlandeses. Murió en el siglo V, un 17 de marzo, pero fue en 1631 cuando la iglesia católica irlandesa declaró el día de su muerte como festivo para honrar la memoria de su evangelizador y patrón.
En principio, era una fiesta religiosa más, algo tranquilo y relajado. Pero como caía en mitad de la Cuaresma, la propia Iglesia animó aque fuera un día en el que poder saltarse la abstinencia. En 1720 declaró que “estaba fuera de control” y nunca más se volvió a controlar. No solo en Irlanda, sino en todos aquellos lugares del mundo en los que los irlandeses emigraron, San Patricio se celebra juntándose con amigos bebiendo, comiendo y riendo. 

¿Por qué hay que vestirse de verde?

Porque el verde es el color oficial de Irlanda, aunque no siempre fue así. De hecho, San Patricio se asoció con el color azul hasta la rebelión irlandesa contra los británicos en 1798. Aquel día, los británicos vestían rojo y los irlandeses eligieron su opuesto, el verde, y se levantaron cantando 'The wearing of the green'. En Estados Unidos, por ejemplo, algunas fuentes se teñirán de verde este sábado.

¿Y por qué un trébol de tres hojas?

El trébol verde de tres hojas (no cuatro) ha estado asociado a San Patricio casi desde que la iglesia católica irlandesa empezó a festejarlo y considerarlo su patrón. Las tres hojas representaban la Santísima Trinidad y no hacía daño que ya antes el trébol de tres hojas fuera considerado como un símbolo de buena suerte. Y como encima es verde, mejor.

También hemos conocido la Leyenda de Leprechaun. Un pequeño duende verde. 
Un leprechaun o lepracaun es un tipo de duende o ser feérico —criatura de naturaleza dual: material y espiritual— masculino que habita en la isla de Irlanda. Los leprechauns son criaturas que pertenecen al folclore y a la mitología irlandesa, y se dice que habitan en Irlanda junto a todas las criaturas feéricas, los Tuatha Dé Danann y las otras gentes legendarias desde antes de la llegada de los celtas.
Normalmente adoptan la forma de hombres viejos que disfrutan realizando travesuras. Su oficio es el de fabricar o arreglar zapatos. Se dice que son muy ricos, ya que custodian muchas calderos de barro llenas de tesoros que fueron enterradas en periodos de guerra.
Según la leyenda, si alguien logra fijar la mirada sobre un leprechaun, éste no puede escapar, pero en el momento en que se retira la mirada, desaparece. Suelen dejarse ver cuando sale el arco iris, al final del cual esconden su “tesoro”

Cuenta la leyenda que un granjero se encontraba trabajando en sus tierras cuando descubrió por casualidad a un hombrecillo que se escondía bajo una hoja. Convencido de que se trataba de un leprechaun, el granjero lo capturó enseguida para poder preguntarle dónde tenía escondido el oro. El leprechaun sólo deseaba que le liberasen, por lo que enseguida le reveló que su tesoro se hallaba oculto debajo de un arbusto cercano.

El granjero, sin dejar escapar al duende de su mano, caminó hacia el arbusto donde estaba escondido el oro, pero al llegar allí encontró cientos de arbustos idénticos. Como no tenía a mano ninguna herramienta para cavar, se quitó uno de sus calcetines rojos y lo ató a una rama para marcar el arbusto que el Leprechaun le había señalado.
– Voy a casa en busca de una pala- dijo el granjero. A lo que el duende respondió:- Yo ya he cumplido con mi parte. Ya sabes donde está el oro, no me necesitas, por lo tanto puedes dejarme libre.
– Antes debes prometerme que no quitarás el calcetín, ni te llevarás el oro- añadió el granjero.
-Tienes mi palabra de duende.

Sin embargo, el granjero no contaba con la astucia del duende. El pequeño Leprechaun cumplió con su palabra, cuando el granjero regresó al campo a los pocos minutos el calcetín que el había colocado para marcar el arbusto del oro no había desaparecido, pero el duende había colocado calcetines rojos idénticos en cada uno de los arbustos, ¿cómo averiguaría ahora donde estaba el oro?
La gente suele decir que los leprechauns son muy pequeñitos, pero el corazón que albergan es enorme y lleno de ganas de hacer travesuras.
Otro cuento típico empieza con un viajero que sigue el débil sonido de un martillo, proveniente de un espeso bosque. Cuando el leprechaun ve que le han descubierto, suele mostrarse amable hasta que su visitante le pide que le diga dónde esconde el oro. Entonces puede agarrar un berrinche tremendo, niega tener oro y señala un imaginario enjambre de abejas o un árbol a punto de desplomarse, o hace lo que sea para distraer a su captor. En el mismo instante en que el humano le quita los ojos de encima, el leprechaun se esfuma. Si falla este truco, le quedan aún muchos recursos. Por ejemplo, puede volverse sorprendentemente generoso y, en un abrir y cerrar de ojos, comprar su libertad con una bolsa repleta de monedas de oro. Pero cuando los leprechaun los rocían con el oro, es mejor no endeudarse demasiado pronto, pues su regalo se convierte enseguida en cenizas o desaparece por completo.
¡¡HAPPY St. Patrick's Day!!

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