Hoy he tenido la oportunidad de conocer a Olga Marín, psicoterapeuta y coach, que imparte un curso online específico sobre las rabietas.
Hola Olga, cuéntanos algo de ti
Soy psicoterapeuta, coach familiar y la creadora de Mamá Om, una web dedicada a partes iguales a la educación emocional de niños 0-18 años por un lado y al crecimiento personal para mujeres por el otro. También soy madre de un niño de 6 años y medio que se llama Jan y es el motor principal de mi vida, ¡pero no el único, eh! También soy amiga, hija, hermana, pareja de. Todo eso también soy.
¿Cómo surgió Mamá Om?
Mamá Om surgió en el año 2012 como necesidad de ampliar mi consulta de psicoterapia y coaching familiar más allá del ámbito de Barcelona, que es donde vivo, y extenderla al resto de la península. Había muchas mamás de Madrid sobre todo que me pedían consulta y recursos, y decidí crear Mamá Om para dar cabida no solo a servicios presenciales de psicoterapia, sino también a formaciones online. Para ello introduje el Blog dentro de la web, en el que publico semanalmente y de forma alterna, artículos sobre psicología práctica para mujeres y sobre educación emocional.
¿Crees que es posible educar sin utilizar gritos ni castigos?
No solo es posible, sino que debemos esforzarnos cada día porque así sea. No vale decir: “A mí me dieron algunos cachetes, me gritaron y no he salido tan mal”. Pues sí, sí has salido tan mal, porque eso es lo que ahora te va a traspasar en la relación con tu hijo. Tú puedes querer un hijo que coopere desde el miedo, o desde el amor. Tú eliges desde dónde. Superar la propia historia personal no es tarea fácil, se nos cuela constantemente en la relación con nuestros hijos. Pero eso les daña, y les aleja de nosotras. Es así de duro, y así de real.
Yo lo que digo es: cada día va a pasar un nuevo tren para ti, cada día es otra oportunidad de hacerlo mejor. Tu hijo te está esperando de otra manera. ¡Podemos hacerlo!
¿Qué es para ti una rabieta?
En primer lugar, es muy importante dejar claro que una rabieta no es un mal comportamiento de tu hijo. Cuando tu hijo tiene una rabieta, no está intentando manipularte, fastidiarte, o tomarte por el pito del sereno. La rabieta es la única manera que conoce tu hijo de expresar una emoción que le está desbordando. Es, sencillamente, un momento de descontrol emocional que sufre el niño. ¿Le vas a ayudar, o lo vas a abandonar a su suerte?
¿Crees que el modo en que se gestionan las emociones de los niños puede desencadenar o evitar una rabieta?
Sin duda. Si el niño es sistemáticamente ignorado, ninguneado, si se le dan órdenes sin parar, si se le grita, si no se respetan sus ritmos vitales, las rabietas van a aparecer con mucha más frecuencia. Un niño que se siente respetado y escuchado tiene muchísimas menos rabietas. Un niño que es tratado con empatía sufrirá menos rabietas. No quiere decir que no vaya a sufrir ninguna; todos los niños sufren rabietas, no pasa nada. Pero al menos no se sentirá avergonzado de estar sufriéndola si se le permite llorar, si se le permite estar enfadado, iracundo incluso. Pero para que eso ocurra, no deben de darnos miedo esas propias emociones. Normalmente las censuramos, y eso proviene de nuestra propia infancia, y de si fuimos o no escuchadas y respetadas.
¿De qué modo contribuye la buena gestión de una rabieta en la Inteligencia Emocional de tu hijo?
Primero, si permites que tu hijo despliegue emociones que normalmente se censuran, como son el enfado, la rabia, tu hijo se sentirá totalmente aceptado por ti. Sabrá que, a pesar de sus rabietas, su madre le sigue queriendo, y que su madre está en control cuando él se descontrola. Que su madre está ahí para ayudarle a salir de ese pozo oscuro en el que se ha metido sin saber cómo. Eso le proporciona seguridad interna. Por otra parte, le estás dotando de herramientas para gestionar sus emociones. De ese modo, irá haciendo cada vez menos rabietas. Y la relación contigo será cada vez más fuerte, porque nunca perderéis la conexión, y cuando lo hagáis, sabréis cómo reconectar.
¿Cuáles son los peligros de tener un niño con pocos límites?
Pues son varios, y el panorama no es demasiado halagüeño. A un niño sin límites, o difusos, le costará desarrollar autodisciplina y autocontrol, algo importante para la escuela y la vida adulta. Además, el niño aprende que en las relaciones siempre va a ganar él. Eso le puede dificultar las relaciones con sus iguales, o el tener una pareja estable en el futuro. Es lo que todas tanto tememos y que se conoce como “niño malcriado”.
UNA RABIETA ES UN DESCONTROL EMOCIONAL
Es cierto que muchos progenitores tienen a veces unas expectativas demasiado elevadas para la edad de su hijo. Pero si tus expectativas son realistas y siempre acabas cediendo en cosas que consideras importantes para el bienestar de tu hijo por miedo a ponerle demasiados límites, o a que tenga una rabieta con la que te cuesta enfrentarte, flaco favor le haces.
¿Qué les dirías a las mamás que tienen dudas a la hora de poner límites a sus hijos?
Muchas mamás me preguntan cómo exactamente hay que poner los límites, qué se le dice al niño y qué se hace en una situación de rabieta descontrolada. Cuando tu hijo te quiere pegar patadas, obviamente debes contenerlo. Le dices: “No puedo permitir que me pegues”. Y le contienes físicamente. Puedes ser todo lo contundente que necesites, aunque no es necesario gritar.
El gesto de contención es importante, porque si solo se lo dices con las palabras es muy posible que te ignore completamente y quiera seguir pegándote. Si ya te ha pegado, repites lo mismo. No esperes que tu hijo haga caso a la primera, pero puedes actuar como una especie de frontón, repitiéndole que no vas a permitirle que te haga daño y conteniéndolo.
Si tu hijo quiere tirar algún objeto material, le dices: “No puedo permitir que tires esto, así que lo voy a guardar por el momento. Pero como veo que estás muy enfadado, si quieres puedes…” (y le das otra alternativa aceptable para ti).
Por supuesto, a tu hijo no le va a encantar que le pongas un límite. No pasa nada.
Y, para terminar, cuéntanos sobre tu propia experiencia como madre. ¿Tiene tu hijo muchas rabietas, y cómo las afrontas?
Mi hijo ahora tiene ya pocas rabietas porque tiene 6 años y medio, pero como todas las mamás, he pasado por el trago de la rabieta en la época álgida de los 2-3 años. Muchas mamás imaginan que porque soy profesional mi hijo es un niño perfecto y pulido que no hace rabietas. Bueno, la verdad es que mi hijo es un niño muy afable y cooperador en general, y eso se lo debo sobre todo al gen del papá.
En la época de rabietas, lo que más me sirvió, y es algo de lo que hablo en el curso de rabietas y límites que empiezo el 13 de febrero, es pensar que no era nada personal, que mi hijo estaba sufriendo un dolor emocional y, de la misma manera que yo le ayudo cuando se cae en el parque y se hace una herida física, mi trabajo como mamá implica cuidar de su herida emocional y ayudarle con mis herramientas a salir de allí victorioso. Se requiere de un trabajo para aprender a distanciarse emocionalmente en esos momentos porque de lo contrario es extremadamente difícil ayudar, o ayudar bien.
Muchísimas gracias Olga, por acercarnos otra forma de entender y solucionar las rabietas de nuestros hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario