Seguimos aprendiendo más obras de Paul Klee.
Hoy hemos conocido la obra de "Senecio".
En esta obra, el rostro humano surge esquematizado, dividido en rectángulos de color como si fuera el traje de un arlequín pero colocado sobre una máscara de aspecto primitivo.
La cara es una circunferencia dividida en cuatro partes, entre las que vemos algunas figuras geométricas, como el triángulo de la ceja izquierda o el arco de circunferencia que delimita la ceja derecha.
El título de la obra, Senecio, se debe al rótulo que hay en la misma y que alude a una flor venenosa, aunque también al filósofo Séneca.
Como ya hemos comentado antes, los colores de cada una de las partes en las que se divide el rostro nos recuerdan a un Arlequín, que es lo que intentó representar en este cuadro.
Si tuviéramos que definir a Paul Klee como pintor diríamos sin duda que es un pintor del color. A lo largo de su carrera utilizó el color de maneras diferentes que evolucionaron a lo largo del tiempo.
Además de su labor docente en la Bauhaus, donde enseñaba teoría del color, podemos extraer un tratado del color y su utilización que es único entre los artistas de su tiempo.
Esta frase suya, enunciada tras su viaje Túnez en 1914, define su concepción de la pintura:
“El color me posee, no tengo necesidad de perseguirlo, sé que me posee para siempre… el color y yo somos una sola cosa. Yo soy pintor.”
Nos está encantando aprender sobre este artista, pues ya sabéis que todo lo que sea mucho color y muchas formas nos encanta. Ellos dicen que se parecen a las mandalas que solemos pintar. Porque cada trozo es de un color diferente. Así que pintan este tipo de dibujos con muchas ganas y usan un montón su imaginación.
Todos han quedado totalmente distintos y los han hecho con mucho cuidado para que queden bien chulos...
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