ara que los niños crezcan con salud (tanto física, como mental) deben tener claros desde bien pequeños aspectos como sus derechos y sus obligaciones. Pero no solo por su parte. Por la nuestra, la de los adultos, también es muy importante que tengamos claros nuestros derechos y obligaciones para con ellos, asumiendo que no siempre todo lo que hacemos o les decimos es lo realmente correcto.
Nosotros, con más años de vida y experiencia a las espaldas, tenemos un carácter completamente forjado y definido, lo que puede convertirnos en personas perfeccionistas o demasiado exigentes muchas veces, aspectos que no suelen repercutir positivamente en el desarrollo de los más pequeños.
Y es que a los niños es muy importante que les “dejemos ser”. Ser ellos mismos, experimentar con la vida, permitir que se equivoquen e incluso que se caigan. Por eso es importante que nos relajemos y que les permitamos ser niños. En esta lista descubrirás algunas de las cosas más importantes que jamás deberíamos prohibir hacer a un niño pequeño.
Llistado de cosas que no debes prohibir
- Comer solo. La mayoría de las veces, el hecho de no dejar comer solos a los niños es por la sencilla razón de que vayan a ensuciarse, o a ensuciar la silla o el suelo. Y si lo pensamos fríamente, ¿a quién afecta esto? Pues a nosotros mismos. Es decir, que no pensamos verdaderamente en ellos a la hora de no permitirles experimentar con la comida y deberíamos hacerlo, aunque sea de vez en cuando, porque no solo aprenderán con ello a ser cada vez más independientes y autónomos, sino que aprenderán también a interactuar y a interesarse por los alimentos de forma natural y directa, despertándose su curiosidad.
- Tener hijos no debe conducirnos a creer que deban pensar y actuar como nosotros. En lugar de preocuparnos por criar clones de nosotros mismos, lo que sirve únicamente para alimentar nuestro ego, deberíamos preocuparnos más porque el niño aprenda y sepa expresarse en el mundo tal y como le surja y le salga de manera natural y no condicionada. Mantente cada día con los pies en el suelo y preocúpate por aquello en lo que piensa o hace y, sobre todo, deja que te lo explique y razone a su modo.
- Este punto nos conduce de nuevo al primero, en el que hablábamos de la obsesión de los adultos por el tema de ensuciarse. Y es que este aspecto es tan repetitivo que no tiene lugar solo a la hora de comer, sino que también se da en otros espacios, como cuando llevamos al niño a que interaccione con el aire libre en el campo o en el parque. Si llevas al niño al parque procura no decirle continuamente que se va a caer o a hacer daño, o que se está ensuciando y llenando mucho de arena, porque lo único que conseguirás es que el niño se sienta intimidado y cohibido a la hora de jugar y de interactuar con su entorno. Vigila y mantente algo al margen para que se sienta libre de jugar y de tocar la arena.
- Dejar que te ayude. A los niños pequeños les encanta colaborar y ayudar a sus padres a hacer cosas, y si son nuevas para ellos mejor que mejor. Nuestra actitud al mantenerles al margen de esta colaboración, es la que hace que con el tiempo se aburran y no ofrezcan su ayuda ya para nada. Procura decir, ¿me ayudas? cuando haya, por ejemplo, que poner la mesa o preparar algo, ya que seguro que se sentirá encantado con la idea y partícipe de la familia como cualquier otro miembro más. Ya verás con qué entusiasmo actúa al sentirse tan útil para ti.
- Gritar, correr y saltar. Cuando llegamos a casa después de un día duro de trabajo nos gusta desconectar, ya sea caminando descalzos, cambiándonos la ropa por algo más cómodo o leyendo un libro o viendo la televisión. Pues los niños también necesitan desconectar cuando llegan a casa, y esto supone que de vez en cuando necesiten corretear, dar un grito cantando o hablando, o dar saltos como locos de acá para allá. Procura que esto no sea una tónica que conduzca a querer hacerlo también fuera de casa, pero no le reprimas por hacerlo alguna vez en ella, porque realmente lo hace por lo contento que se siente de estar con sus padres en la comodidad de su hogar, y de estas formas para nosotros quizá algo “exageradas”, es con las que los niños logran expresar su alegría.
- Dar rienda suelta a su creatividad. Compra vinilos con textura de pizarra para poner en la pared, compra pinturas no tóxicas o pintura de dedos totalmente lavable. Afortunadamente todos estos recursos tan útiles ya están al alcance de todos y permiten que los adultos podamos relajarnos algo más con respeto al manido tema de ensuciar o estropear muebles o determinadas superficies. Los niños quieren y necesitan expresarse muchas veces a través del dibujo y de la pintura y experimentar con los colores y los materiales, y allanarles el terreno para que puedan hacerlo sin regañinas, será a la larga bueno para todos.
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