Para aprender un poco más sobre los alimentos, hoy vamos a aprender a distinguir alimentos salados de alimentos dulces.
Lo hemos hecho de una manera muy especial. Hemos usado todos nuestros sentidos y hemos practicado una alimentación consciente.
Os voy a explicar un poco qué es eso de la ALIMENTACIÓN CONSCIENTE:
¿Qué Es La Alimentación Consciente o Mindfulness?
Mindfulness es una práctica Budista que trata acerca de crear habilidades para estar Presente en el momento. Se ha traducido al español como Atención Plena. Mindfulness de ha usado por siglos como una filosofía de vida y para tratar trastornos como estrés, ansiedad, controlar compulsiones, problemas psicológicos y para desatar las potencialidades del ser humano, desarrollando su autoconsciencia emocional y mejorando el bienestar integral cuerpo-mente-espíritu.
La práctica de Mindfulness se ha aplicado también a la alimentación porque, además de comer alimentos nutritivos, es importante ser consciente de la forma en la que comemos, a fin de disfrutar los alimentos y establecer una conexión armónica con la comida y evitar las consecuencias de los excesos (sobrepeso, obesidad, enfermedades).
Comer conscientemente implica dar pequeños bocados o sorbos y apreciar el despliegue de sabores, la consistencia del alimento, la humedad, la textura… hasta convertir ésta práctica en una experiencia espiritual.
La gran mayoría de las personas hoy en día comen frenéticamente y son presas de la prisa y de la enfermedad llamada “falta de tiempo”. Lo que ocasiona literalmente “tragar la comida” sin ser verdaderamente conscientes de lo que se llevan a su boca.
Este mal hábito genera un descontrol alimenticio ya que es muy difícil que notes que ya estás satisfecho si no le das oportunidad a tu cuerpo de mandar al cerebro la información de que ya es suficiente comida. Además si comes a prisa vas a perderte de un momento muy íntimo y placentero cuando pones en tu boca los alimentos y puedes disfrutar su sabor, olor, textura, temperatura, etc.
Haz Mindfulness para regalarte un momento de tranquilidad y generar un ambiente agradable a la hora de comer. Apaga el televisor y deja cualquier otra cosa que estés haciendo que no tenga que ver con el acto de comer. Luego cuando estés frente a tu comida inspira profundamente por tu nariz y expira por la boca unas cuantas veces. Se presente y abre tu consciencia.
Después haz una breve meditación de agradecimiento por tener la dicha de contar con comida sabrosa y nutritiva y porque tienes la capacidad de disfrutar cada bocado con todos tus sentidos.
Come lentamente, masticando muchas veces cada bocado y pasándolo por toda la superficie de tu boca, mientras haces esto deja los cubiertos sobre tu plato. No tomes un nuevo bocado hasta que termines el primero y hayas respirado profundamente. Haz muchas pausas mientas disfrutas los alimentos y haz más intensas las sensaciones que tu cuerpo está experimentando.
Si sigues estas sencillas recomendaciones estarás practicando la alimentación consciente o mindfulness
Interesante ¿cierto?
Mi deseo es que a partir de este momento te vuelvas un comedor consciente que practica Mindfulness en todas sus comidas y para ello voy a compartirte las siguientes recomendaciones que te sugiero pongas en práctica lo más pronto posible.
Un punto muy importante para realizar ésta serie de actividades es tener los ojos cerrados para poder usar muy bien el resto de los sentidos. Como mis peques todavía no controlan mucho eso de tener los ojos cerrados durante un ratito, porque son muy curiosos, los he puesto un antifaz, pero sin agujero para los ojos...
Lucía ha probado primero unas tortitas de maíz, las ha tocado, olido y finalmente las ha probado. Poco a poco y sin prisa primero las ha saboreado y luego las ha masticado. Todo ello con música relajante de fondo y respirando despacito.
Nos ha contado a todos que era algo salado, que estaba duro y que su sabor era bueno. Finalmente la hemos enseñado lo que ha comido.
Hemos hecho lo mismo con unos lacasitos, ha trabajado con ellos todos los sentidos y finalmente nos dijo que era algo dulce y que estaba buenísimo. Lo que más la ha gustado ha sido el dulce.
Para terminar con la actividad, todos juntos hemos tenido nuestra alimentación consciente. Primero con la tortita de maíz que es salada y luego con los lacasitos que son dulces.
Hemos intentado tener los ojos cerrados mientras hemos tocado los alimentos para darnos cuenta de cómo son: lisos, rugosos, fríos, duros...
También hemos olido los alimentos, el chocolate enseguida lo han notado y les ha encantado, hemos pasado a oír el sonido. Son las tortitas no hemos oído nada, pero los lacasitos como eran dos, sí que sonaban al agitarlos y chocar entre ellos.
Hemos abierto los ojos y los hemos explorado muy bien para ver cómo era cada alimento y finalmente y lo que más nos ha gustado, lo hemos probado. Han distinguido muy bien si era un alimento salado (las tortitas) o dulce (los lacasitos). Lo hemos saboreado lentamente, primero hemos chupado poco a poco y finalmente lo hemos masticado.
Al terminar de comer, hemos contado a todos nuestra experiencia vivida y como conclusión, podemos decir que hay niños a los que les gusta más la comida salada y a otros la dulce. Pero a la mayoría les ha gustado el sabor dulce.
¡¡UNA EXPERIENCIA EXTRAORDINARIA!!
¡NOS HA ENCANTADO!
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