LA ENSEÑANZA QUE DEJA HUELLA NO ES LA QUE SE HACE DE CABEZA A CABEZA, SINO DE CORAZÓN A CORAZÓN.

Howard G. Hendricks.

viernes, 24 de marzo de 2017

5 ACCIONES QUE NO SON EDUCAR CON RESPETO Y CREÍAMOS QUE SÍ

Sergi va a cumplir 12 años dentro de unos días y no tiene móvil. Es el único de su clase que no lo tiene. Bueno, a decir verdad tiene un móvil sin tarjeta que usa para conectarse a la wi-fi de casa y jugar a su querido Clash Royale pero que no le sirve de nada si sale de casa con él o si la wi-fi está apagada.
Emma está revolucionada. Tiene 6 años y ha empezado Primaria. Encima en pocos días va a tener un hermanito y tiene continuamente rabietas y se ha vuelto tremendamente caprichosa. Pero no se sale siempre con la suya.
¿Qué queremos decir con esto? Que muchas veces a lo largo del día les tenemos que decir no y/o poner límites.
Muchas veces, cuando explicamos que educamos a los niños desde el respeto como seres humanos independientes que son, recibimos críticas. Algunas constructivas y muchas destructivas, que nos advierten de que vamos a criar unos niños malcriados y consentidos que no van a saber enfrentarse al duro mundo de los adultos y sus continuas frustraciones.
¿Por qué pasa esto? Pensamos que es porque la gente cree que criar y educar con respeto y apego es sinónimo de dejarles hacer lo que quieran, nunca decirles que no o no poner jamás límites.
En este artículo queremos hacer una lista con las cosas que, en nuestra opinión, no son educar con respeto y qué hacemos nosotros al respecto.

QUÉ NO ES EDUCAR CON RESPETO

La lista que hemos confeccionado tiene 5 puntos pero podrían ser más. 

1. NUNCA DECIR NO

“Claro, con eso de que no queréis crearles un trauma o no queréis herir sus sentimientos nunca les decís que no”. ¿Te suena esta frase? A nosotros sí y con distintas variantes pero que al final vienen a decir los mismo: nunca les decimos que no.
Por supuesto que no les decimos que no y ya está. Nuestros noes siempre van acompañados de una explicación del porqué de esa negativa. Pero sí, les decimos no y muchas veces porque no siempre lo que eligen es lo más adecuado para su salud o su propio bienestar.
En un mundo idílico este no bastaría pero ese mundo no existe. Lo normal es que se desencadene una rabieta o un berrinche. En este caso aplicamos la técnica que comentamos en este artículo.
En el ejemplo de Sergi y el teléfono, él sabe que no tiene móvil porque no es adecuado para él tenerlo tan pronto. Leyó nuestro artículo sobre las nuevas tecnologías y se lo hemos explicado muchas veces. Y lo mejor es que está de acuerdo, porque él mismo se da cuenta de que no sabe controlar el tiempo y se le va media tarde cuando está con este aparato o con el ordenador.

2. EVITAR LA FRUSTRACIÓN DEL NIÑO

Otra de las críticas que solemos escuchar es que pintamos el mundo de color de rosa a nuestros hijos y les evitamos la frustración que pueden sentir en el día a día porque no consiguen lo que quieren.
Recientemente leímos una entrevista al filósofo y pedagogo Gregorio Luri. En esta entrevista da a entender que esta nueva forma de educar evita a nuestros hijos las frustraciones y esto va a impedir que después no sepan enfrentarse a ellas en su vida como adultos y que van a depender de los demás para poder superarlas.
No se trata de evitar frustraciones, al contrario, se trata de que si el niño cae en ella, ayudarle a gestionarla. Hay veces que viendo la decisión que ha tomado Sergi o Emma, sabemos que se va a frustrar porque no es la decisión más adecuada. En este caso no se lo decimos para que le sirva como aprendizaje. Muchas veces es duro, pero necesario.
Lo que sí hacemos es apoyarlo en su dolor por esa frustración ayudándole a que saque conclusiones y a que aprenda a, primero, sobrellevarla y segundo a sacar provecho de lo aprendido. A continuación procuramos animarle a que lo intente otra vez pero de distinta manera.

Por otra parte, lo que también hacemos es evitar frustraciones innecesarias e improductivas, como quitarle el móvil para que haga caso. ¿Cómo lo evitamos? No dando la oportunidad de haberlo tenido anteriormente así no hay que pasar por el trago de quitárselo. También se podría aplicar a no ir a tiendas de chucherías u otras tentaciones que le hagan caer en una rabieta innecesaria.

3. NO PONER LÍMITES

“Entonces qué hacéis, ¿dejarles hacer lo que quieran sin poner unos límites?” Te suena, ¿verdad?
Claro que ponemos límites pero una vez más, son razonados y muchas veces pactados. Os vamos a dar un ejemplo de nuestro día a día.
Sergi empieza a estar en una edad en la que ya quiere salir más y llegar un poco más tarde. Si por él fuera, llegaría a las 9 de la noche todos los días de jugar y de ir con la bicicleta aquí y allá. Él sabe que el límite está en las 8 de la tarde y lo cumple la mayoría de las veces, por no decir todas.
¿Cómo lo hemos conseguido? Haciendo un trabajo de refuerzo de su autonomía. Él sabe que tiene una serie de tareas que hacer tanto del instituto como de casa y siente la necesidad, aunque en un principio le repatee, de hacerlas para afirmar su autonomía y sentirse útil. Para ello calculamos que las 8 es una buena hora para que le dé tiempo a todo y así fue como lo pactamos. Como se ve parte del equipo, cumple los límites que tiene marcados.
La clave está en darles un nivel suficiente de autonomía para que ellos mismos sepan dónde están los límites y comprendan por qué están ahí.

4. EVITAR LAS CONSECUENCIAS DE SUS ACTOS

Nosotros no somos partidarios ni de los castigos ni de los premios. Preferimos que las cosas se hagan porque quieren hacerlas y no por temor o porque esperan una recompensa.
Esto no quita que sus actos no tengan consecuencias. Para ilustrar lo que queremos decir ponemos un par de ejemplos.
A Emma le encanta patinar y a pocos metros de casa tenemos una plaza que es ideal para practicar su afición.
Ella quiere ir todos los días a esa plaza pero antes tiene que hacer las tareas del colegio. Siguiendo el punto anterior, ella tiene el límite de hora para volver a casa a las 7 de la tarde. Si consigue hacer sus tareas antes, más tiempo estará patinando. Si un día se hace la remolona y tarda más, o no va a patinar porque se ha hecho tarde o está muy poco tiempo.
Ella misma se hace responsable de disfrutar de lo que le gusta y el tiempo disponible.
El ejemplo con Sergi va directamente relacionado con el punto anterior en el que hablábamos de su límite para salir.
Para Sergi es muy importante tener llaves de casa. Le hace sentir más mayor y más responsable. Como vimos que siempre cumplía con el horario pactado y que incluso había veces que no salía por cumplir sus obligaciones, le dimos la llave porque demostró que sí que era responsable. No le dijimos: si llegas pronto te damos la llave. Un día llegó y se la dimos explicándole que confiamos completamente en él.
Lamentablemente, como es una cabecita loca -¿quién no lo es o lo ha sido a su edad?- Perdió la llave y ahora no la tiene. Pero no la pide, porque sabe que fue una irresponsabilidad suya perderla.

5. SOBREPROTEGERLOS

Ahora se ha puesto de moda el concepto de padres helicóptero.



5 ACCIONES QUE NO SON EDUCAR CON RESPETO Y CREÍAMOS QUE SÍ


Sergi va a cumplir 12 años dentro de unos días y no tiene móvil. Es el único de su clase que no lo tiene. Bueno, a decir verdad tiene un móvil sin tarjeta que usa para conectarse a la wi-fi de casa y jugar a su querido Clash Royale pero que no le sirve de nada si sale de casa con él o si la wi-fi está apagada.
Emma está revolucionada. Tiene 6 años y ha empezado Primaria. Encima en pocos días va a tener un hermanito y tiene continuamente rabietas y se ha vuelto tremendamente caprichosa. Pero no se sale siempre con la suya.
¿Qué queremos decir con esto? Que muchas veces a lo largo del día les tenemos que decir no y/o poner límites.
Muchas veces, cuando explicamos que educamos a los niños desde el respeto como seres humanos independientes que son, recibimos críticas. Algunas constructivas y muchas destructivas, que nos advierten de que vamos a criar unos niños malcriados y consentidos que no van a saber enfrentarse al duro mundo de los adultos y sus continuas frustraciones.
¿Por qué pasa esto? Pensamos que es porque la gente cree que criar y educar con respeto y apego es sinónimo de dejarles hacer lo que quieran, nunca decirles que no o no poner jamás límites.
En este artículo queremos hacer una lista con las cosas que, en nuestra opinión, no son educar con respeto y qué hacemos nosotros al respecto.

QUÉ NO ES EDUCAR CON RESPETO

La lista que hemos confeccionado tiene 5 puntos pero podrían ser más. Si se te ocurre alguno, deja un comentario. Empecemos.

1. NUNCA DECIR NO

“Claro, con eso de que no queréis crearles un trauma o no queréis herir sus sentimientos nunca les decís que no”. ¿Te suena esta frase? A nosotros sí y con distintas variantes pero que al final vienen a decir los mismo: nunca les decimos que no.
Por supuesto que no les decimos que no y ya está. Nuestros noes siempre van acompañados de una explicación del porqué de esa negativa. Pero sí, les decimos no y muchas veces porque no siempre lo que eligen es lo más adecuado para su salud o su propio bienestar.
En un mundo idílico este no bastaría pero ese mundo no existe. Lo normal es que se desencadene una rabieta o un berrinche. En este caso aplicamos la técnica que comentamos en este artículo.
En el ejemplo de Sergi y el teléfono, él sabe que no tiene móvil porque no es adecuado para él tenerlo tan pronto. Leyó nuestro artículo sobre las nuevas tecnologías y se lo hemos explicado muchas veces. Y lo mejor es que está de acuerdo, porque él mismo se da cuenta de que no sabe controlar el tiempo y se le va media tarde cuando está con este aparato o con el ordenador.

2. EVITAR LA FRUSTRACIÓN DEL NIÑO

Otra de las críticas que solemos escuchar es que pintamos el mundo de color de rosa a nuestros hijos y les evitamos la frustración que pueden sentir en el día a día porque no consiguen lo que quieren.
Recientemente leímos una entrevista al filósofo y pedagogo Gregorio Luri. En esta entrevista da a entender que esta nueva forma de educar evita a nuestros hijos las frustraciones y esto va a impedir que después no sepan enfrentarse a ellas en su vida como adultos y que van a depender de los demás para poder superarlas.
No se trata de evitar frustraciones, al contrario, se trata de que si el niño cae en ella, ayudarle a gestionarla. Hay veces que viendo la decisión que ha tomado Sergi o Emma, sabemos que se va a frustrar porque no es la decisión más adecuada. En este caso no se lo decimos para que le sirva como aprendizaje. Muchas veces es duro, pero necesario.
Lo que sí hacemos es apoyarlo en su dolor por esa frustración ayudándole a que saque conclusiones y a que aprenda a, primero, sobrellevarla y segundo a sacar provecho de lo aprendido. A continuación procuramos animarle a que lo intente otra vez pero de distinta manera.


Por otra parte, lo que también hacemos es evitar frustraciones innecesarias e improductivas, como quitarle el móvil para que haga caso. ¿Cómo lo evitamos? No dando la oportunidad de haberlo tenido anteriormente así no hay que pasar por el trago de quitárselo. También se podría aplicar a no ir a tiendas de chucherías u otras tentaciones que le hagan caer en una rabieta innecesaria.

3. NO PONER LÍMITES

“Entonces qué hacéis, ¿dejarles hacer lo que quieran sin poner unos límites?” Te suena, ¿verdad?
Claro que ponemos límites pero una vez más, son razonados y muchas veces pactados. Os vamos a dar un ejemplo de nuestro día a día.
Sergi empieza a estar en una edad en la que ya quiere salir más y llegar un poco más tarde. Si por él fuera, llegaría a las 9 de la noche todos los días de jugar y de ir con la bicicleta aquí y allá. Él sabe que el límite está en las 8 de la tarde y lo cumple la mayoría de las veces, por no decir todas.
¿Cómo lo hemos conseguido? Haciendo un trabajo de refuerzo de su autonomía. Él sabe que tiene una serie de tareas que hacer tanto del instituto como de casa y siente la necesidad, aunque en un principio le repatee, de hacerlas para afirmar su autonomía y sentirse útil. Para ello calculamos que las 8 es una buena hora para que le dé tiempo a todo y así fue como lo pactamos. Como se ve parte del equipo, cumple los límites que tiene marcados.
La clave está en darles un nivel suficiente de autonomía para que ellos mismos sepan dónde están los límites y comprendan por qué están ahí.

4. EVITAR LAS CONSECUENCIAS DE SUS ACTOS

Nosotros no somos partidarios ni de los castigos ni de los premios. Preferimos que las cosas se hagan porque quieren hacerlas y no por temor o porque esperan una recompensa.
Esto no quita que sus actos no tengan consecuencias. Para ilustrar lo que queremos decir ponemos un par de ejemplos.
A Emma le encanta patinar y a pocos metros de casa tenemos una plaza que es ideal para practicar su afición.
Ella quiere ir todos los días a esa plaza pero antes tiene que hacer las tareas del colegio. Siguiendo el punto anterior, ella tiene el límite de hora para volver a casa a las 7 de la tarde. Si consigue hacer sus tareas antes, más tiempo estará patinando. Si un día se hace la remolona y tarda más, o no va a patinar porque se ha hecho tarde o está muy poco tiempo.
Ella misma se hace responsable de disfrutar de lo que le gusta y el tiempo disponible.
El ejemplo con Sergi va directamente relacionado con el punto anterior en el que hablábamos de su límite para salir.
Para Sergi es muy importante tener llaves de casa. Le hace sentir más mayor y más responsable. Como vimos que siempre cumplía con el horario pactado y que incluso había veces que no salía por cumplir sus obligaciones, le dimos la llave porque demostró que sí que era responsable. No le dijimos: si llegas pronto te damos la llave. Un día llegó y se la dimos explicándole que confiamos completamente en él.
Lamentablemente, como es una cabecita loca -¿quién no lo es o lo ha sido a su edad?- Perdió la llave y ahora no la tiene. Pero no la pide, porque sabe que fue una irresponsabilidad suya perderla.

5. SOBREPROTEGERLOS

Ahora se ha puesto de moda el concepto de padres helicóptero.
Son esos padres que continuamente están pendientes de lo que hacen los hijos y van detrás de ellos para evitarles los peligros y los miedos. También se conoce esta define esta forma de actuar con el concepto de hiperpaternidad.
Hemos pasado del extremo del autoritarismo a la sobreprotección y tanto una corriente como otra causan estragos en la autoestima y en la capacidad de sobreponerse a contratiempos y a gestionarlos.
Nosotros procuramos darles autonomía y responsabilidades adecuadas a su edad. Y les dejamos que se equivoquen, que acierten o que ni una cosa ni la otra. Lo único que hacemos es guiarlos y apoyarlos pero intentamos no entorpecer su aprendizaje con ayudas innecesarias ni comentarios fuera de lugar
En lugar de un protector o de un ser autoritario, preferimos que nos consideren guías que les muestran los distintos caminos pero que, al final, son ellos los que eligen y sufren o disfrutan sus consecuencias.
En el título del post hablamos de 5 acciones, pero como premio por llegar hasta aquí, te regalamos una sexta como bonus.

6. SER PERFECTOS

Nadie es perfecto. Nosotros estamos a años luz de serlo. De vez en cuando perdemos la paciencia. A veces contestamos mal o soltamos un grito. Muchas veces nos desesperamos y dudamos de si lo que estamos haciendo es lo correcto o no porque no da resultados inmediatos.
Si te pasa esto, tranquila. De situaciones normales como esta también podemos sacar un aprendizaje para nuestros hijos. Ellos verán que a veces los adultos también pierden los papeles y que seguramente tendrán que enfrentarse a situaciones similares cuando ellos sean mayores.
Lo que podemos hacer es pedir perdón y comprometernos a mejorar para la próxima vez. Con ello aprenderás tú a controlarte y ellos aprenderán a ser humildes y reconocer las equivocaciones cuando las cometan. De paso, aprenderán a sacar conclusiones del hecho para mejorar en el futuro.
Nadie es perfecto


http://creciendosapiens.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario