Siempre había pensado que los niños no necesitan excesivos juguetes y que a menudo disfrutan más con el envoltorio que con el propio material en sí. Pero ser madre me ha hecho profundizar en esta afirmación tan sencilla, reflexionar sobre qué materiales le ofrezco a Terrícola, porqué, y que posibilidades de juego desarrollará con cada cosa que se encuentre en su camino.
La realidad es que muchos de los juguetes que ha recibido el peque han acabado en el olvido a partir del segundo día. Algunos han tenido peor suerte y no suscitaron interés alguno ni al momento de recibirlo. Y unos pocos afortunados han dado para horas de juego una y otra vez.
¿Cuál es el secreto del éxito? Seguramente lo más importante es que ese juguete tenga alguna relación con su destinatario, tanto con sus intereses como con la etapa evolutiva en la que se encuentra. Vaya, que a un bebé gateador no le regalaríamos una bicicleta o a un niño de 10 años no le regalaríamos un correpasillos, ¿verdad?
Pero aparte de observar cuál es el interés del pequeño creo que es importante que al menos varios de los materiales que tenga el niño a su alcance sean “juguetes” no estructurados. Es decir, materiales que no tengan ningún fin concreto. Con ello me refiero a bloques de madera, piedras, palos, cajas de cartón, etc. Como ves, no tienen ni porqué ser juguetes. En cambio, los juguetes estructurados son aquellos que tienen un fin concreto, en los que el propio material ya indica para que sirve (un puzzle, por ejemplo) o bien son juegos en los que hay instrucciones y normas claras (deportes de equipo, juegos de mesa, etc.).
¿Pero por qué es importante ofrecer materiales no estructurados? Pues porque cuando les damos juguetes a los niños con un diseño muy específico (herramientas de trabajo, tazas y platos de juguete, coches con luces y sonidos, etc.) realmente no está surgiendo el “juego simbólico” sino que es “literal o imitativo”: los niños usan esos materiales imitando lo que hacemos los adultos con ellos y usándolos literalmente para lo que sirven. Pero el juego realmente simbólico nace cuando los niños recrean algo distinto sobre un “material, juguete o artilugio”, es decir, cuando juegan a coches con piedras o esas mismas piedras se convierten en monedas, cuando a unas maderas les dan el valor de una plancha, o un teléfono…
En la imagen, la pequeña recrea un arco y una flecha con dos palos. La fotografía es de Lia Duran Fotografía, ¡mi fotógrafa preferida!
Abasteciéndoles de todo tipo de juguetes, uno para cada cosa y función (les compramos la cafetera, les regalamos las tacitas, o todo tipo de coches, puentes, etc. etc.) estamos dificultando que nazca un juego de creación y se quedan sólo en la imitación.
No hace mucho mi amiga Noe me contó una anécdota que me hizo reflexionar y creo que tiene relación con este tema. Me dijo que cuando observaba que su hija jugaba a algo sin parar con algún material no estructurado (por ejemplo, jugaba a planchar ropa usando como plancha una madera) si le compraba la plancha de juguete la niña dejaba de jugar a eso. Y pienso que precisamente es porque la recreación que ella hacía, el juego simbólico al que jugaba, desaparecía al tener una plancha en sus manos. Era demasiado real y quedaba menos espacio para la imaginación.
Por supuesto que no estoy defendiendo que los juguetes no son útiles, necesarios o divertidos. Porque no se trata de elegir entre “juguetes estructurados” y “juguetes no estructurados”. Sería como decir… ¿Le compras ropa interior o de calle? o ¿le ofreces a tu hijo fruta o verdura? Pues seguramente todo es bueno y adecuado, ¿no? Por eso creo que, junto a los juguetes clásicos de toda la vida que todos tenemos en mente, es ideal poner a su alcance materiales no estructurados.
En realidad, esto no requiere mucho de nuestra parte… porque la cosa menos pensada sirve para jugar. Incluso… sin ningún material puede surgir el juego no estructurado, solo con la imaginación.
Por si necesitáis inspiración, os dejo algunas ideas para que podáis ver como los materiales no estructurados pueden ser de muchos tipos y cualidades.
Elementos de la naturaleza
Creo que la naturaleza es un lugar perfecto de juego, en el que todo es no estructurado. Como no hay juguetes en ella, los niños se abastecen de ella para recrear cuanto necesitan imaginar.
Suelen jugar con:
- palos
- piedras
- tronquitos de todo tipo
- piñas
- conchas
Materiales de reciclaje
En realidad, cualquier objeto sirve para jugar de forma imaginativa, incluso aquellos que para los adultos ya no tienen finalidad y van a la basura. Por ejemplo:
- tapones de botellas de agua
- rollos de papel de water
- tapones de corcho
- botellas de plástico
- cartones
Materiales comprados
Por suerte, cada vez más marcas y fabricantes están elaborando materiales no estructurados, que tienen un diseño cuidado, con materias primas de calidad.
También existen muchas marcas distintas que fabrican eco-bloques. En casa son un éxito. Sirven para hacer torres, crear casitas, murallas, cualquier bloque de madera puede convertirse en un coche, una persona, etc.
BENEFICIOS DE LOS JUGUETES NO ESTRUCTURADOS
Me gustaría acabar este artículo resumiendo que este tipo de materiales tienen un montón de beneficios para el niño:
Estimulan el pensamiento creativo: este tipo de objetos no tienen una función clara así que es el niño quien debe darles una finalidad y crear las historias que quiera.
Se adaptan a la etapa evolutiva del niño: como este tipo de materiales no tienen una finalidad concreta y están poco elaborados van a acompañar al niño durante más años porque se adaptarán a su desarrollo y cambio de intereses.
Este año, por ejemplo, Terrícola y yo estamos pasando algunas mañanas a la semana con otras familias con niños mayores. Solemos ir a la montaña o a parques y observo cómo cada niño disfruta por igual pero cada uno usa lo que tiene a su alcance de forma distinta. Terrícola suele jugar a cavar agujeros en la arena, a remolcar la arena sobrante, etc. Una amiga suya, de 9 años, suele usar la arena y la tierra como una arqueóloga. Me encanta verla puliendo el suelo con sus micro-palas, o haciendo un surco alrededor de una piedra incrustada en la tierra para rescatarla.
Evita la sobreestimulación: no hay luces y no hay sonidos, por lo tanto, no hay estímulos externos sino que tienen que salir de dentro del niño. A veces pensamos que si un juguete no es bastante estimulante… el niño se va a aburrir. ¡¡¡Pues genial!!!! El aburrimiento es un escenario magnífico para que la imaginación salga a escena.
Seguro que muchos ya tenéis este tipo de materiales en casa. Para quienes no tengáis, os animo de verdad a recolectar o comprar todo tipo de elementos y permitir que vuestros hijos los usen sin instrucciones ni direcciones. No hay nada más gratificante que ver como los peques crean mundos fantásticos e historias increíbles prácticamente de la nada.
Con el material menos pensado, con los elementos más sencillos, la magia del juego sucede.
http://www.tierraenlasmanos.com/jugar-con-materiales-no-estructurados/
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